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domingo, 27 de mayo de 2012

DECORACIÓN DE LA CAPILLA SIXTINA

DECORACIÓN

 La primera etapa de la decoración de la Capilla Sixtina fue la pintura de la bóveda en azul cielo, salpicado de estrellas doradas, y con bordes decorativos alrededor de los detalles arquitectónicos de las pechinas.

 Esta decoración fue sustituida por la obra de Miguel Ángel. Del diseño actual, la primera parte fue la decoración de las paredes laterales, que están divididas en tres secciones.

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 En la sección central hay dos series de paneles que se complementan entre sí: La Vida de Moisés en la pared norte y La Vida de Cristo en la pared sur. Fueron encargadas en 1480 por Sixto IV y realizadas por Perugino, Ghirlandaio, Botticelli y Cosimo Rosselli junto a algunos de sus aprendices. .


Los tres florentinos empezaron a trabajar en la Capilla Sixtina en la primavera de 1481.

 Bajo los frescos de La Vida de Moisés y La Vida de Cristo, la parte inferior de las paredes está decorada con cortinajes de oro y plata pintados en trampantojo.

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Sobre los frescos de las Vidas, la parte superior está dividida en dos zonas.

En la zona inferior, entre las ventanas, hay una Galería de Papas, pintada al mismo tiempo que las Vidas.

Sobre de los arcos de las ventanas están los lunetos, donde se encuentran los Antepasados de Cristo, pintados por Miguel Ángel como parte de la decoración de la bóveda.


 La decoración de la bóveda fue encargada por Julio II y realizada por Miguel Ángel entre 1508 y 1512.


 En 1515, Rafael recibió el encargo de León X de diseñar una serie de diez tapices para colgar en la zona inferior de las paredes.
 Los tapices representan episodios de la Vida de San Pedro y la Vida de San Pablo tal y como las describen los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles.

El trabajo comenzó a mediados de 1515.
Debido a su gran tamaño, los tapices fueron fabricados en Bruselas a lo largo de cuatro años, por los tejedores del taller de Pieter van Aelst.

 Los tapices de Rafael fueron expoliados durante el Saco de Roma de 1527 y quemados por el metal precioso que contenían o distribuidos por Europa.

A finales del siglo XX se reunió una colección a partir de varias series que fueron realizadas después de la primera, y fueron usados de nuevo en la Capilla Sixtina en 1983. Los tapices continúan utilizándose ocasionalmente en ceremonias de particular importancia.
Los cartones o bocetos preparatorios para siete de los diez tapices son conocidos como Cartones de Rafael y se conservan en el Museo de Victoria y Alberto de Londres.

​ En este punto, toda la decoración seguía un programa iconográfico consistente. En el diseño para la bóveda ideado por Julio II, los retratos de los Papas hubieran quedado bajo los de los apóstoles, simbolizando la sucesión apostólica. Existe la teoría de que el diseño de la decoración fusionaba los dos Testamentos bíblicos, con el Antiguo profetizando el Nuevo, sintetizando de esta manera la lógica de la Biblia cristiana.

​ Sin embargo, esto fue alterado cuando posteriormente, Miguel Ángel recibió el encargo de decorar la pared del altar con el El Juicio Final, que realizó entre 1536 y 1541.
 Pintar este mural exigió que se eliminaran dos escenas de las Vidas (que representaban La Natividad y El Hallazgo de Moisés), varios de los Papas y dos lunetos de Ancestros.


 Frescos laterales Pared sur
La pared sur está decorada con los frescos de La vida de Moisés, pintados entre 1481 y 1482. Partiendo desde el altar, son:
 Vuelta de Moisés a Egipto y circuncisión de Eliezer, de Pietro Perugino y ayudantes



Pruebas de Moisés, de Sandro Botticelli y ayudantes



Paso del Mar Rojo, de Cosimo Rosselli, Domenico Ghirlandaio o Biagio d'Antonio

Descenso del Sinaí, de Cosimo Roselli y ayudantes



Castigo de los rebeldes, de Sandro Boticelli

Testamento y muerte de Moisés, de Luca Signorelli y Bartolomeo della Gatta

Pared norte

La pared norte alberga los frescos de La vida de Cristo, también pintados entre 1481 y 1482 y que incluyen:

 Bautismo de Cristo, de Pietro Perugino y ayudantes


Tentaciones de Cristo, de Sandro Boticelli


Vocación de los Apóstoles, de Domenico Ghirlandaio y ayudantes


Sermón de la montaña, atribuido a Cosimo Rosselli


Entrega de las llaves a San Pedro, de Pietro Perugino

Última Cena, de Cosimo Rosselli

  Pared oeste


 En la pared oeste hay dos frescos que sustituyen a los originales, pintados por Ghirlandaio y Luca Signorelli respectivamente, que fueron destruidos por el hundimiento del arquitrabe de la puerta en 1522:

 Resurrección de Cristo, de Hendrick van den Broeck (1572), sobre el original de Ghirlandaio



Disputa sobre el cuerpo de Moisés, de Mateo Pérez de Alesio (1574), sobre el original de Luca Signorelli


LOS FRESCOS DE MIGUEL ANGEL

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En 1508, Miguel Ángel recibió el encargo de Julio II de repintar el techo de la capilla. Originalmente estaba pintado como un cielo azul con estrellas doradas.
 El trabajo comenzó el 10 de mayo de 1508 y se prolongó hasta el 31 de octubre de 1512.



 Años más tarde, Miguel Ángel pintó también El Juicio Final sobre la pared del altar, entre 1536 y 1541, por encargo de Paulo III.

 Miguel Ángel quedó intimidado por las dimensiones del encargo y dejó claro desde el principio que prefería rechazarlo. Él se consideraba escultor antes que pintor, y sospechaba que algunos de sus rivales habían aconsejado al papa que le encargase un proyecto de tan gran escala para verle fracasar.



 Bóveda

Para alcanzar el techo, Miguel Ángel necesitaba un soporte que fuera fácil de desmontar para no entorpecer las celebraciones en la capilla. La primera idea fue del arquitecto del papa, Donato Bramante, que diseñó un andamio colgado del techo con cuerdas. Miguel Ángel consideró esta idea totalmente inadecuada, ya que dejaría el techo agujereado una vez terminado el trabajo, y decidió diseñar el andamio él mismo. El lugar de sujeción del andamio se aprecia en este luneto. El problema fue presentado al Papa, que autorizó a Miguel Ángel que construyera su propio andamio.


 Miguel Ángel creó una plataforma de tablas de madera sujetas sobre soportes creados a partir de agujeros de las paredes, a la altura de las ventanas. Al contrario de lo que se cree, no tenía que tumbarse sobre el andamio para pintar, sino que pintaba de pie.

​ Miguel Ángel usó colores vivos, fácilmente visibles desde el suelo. En los lunetos situados sobre las ventanas pintó a los antepasados de Cristo.


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 Sobre ellos, en las pechinas, pintó en orden alternativo a los profetas y a las sibilas, con Jonás sobre el altar y Zacarías en el otro extremo.


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En la parte central pintó nueve escenas del Génesis. Originalmente solo se le encargó pintar doce figuras, los Apóstoles.

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 Rechazó el trabajo porque él se consideraba escultor, no pintor.
 El papa le dio permiso para pintar las escenas y figuras bíblicas que él eligiera como compensación. Cuando terminó el trabajo, había pintado más de 300 figuras, que mostraban la Creación, Adán y Eva en el Jardín del Edén y el Diluvio Universal.


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 La bóveda tiene unas dimensiones de 40 metros de largo por 13 de ancho, lo que significa que la superficie pintada por Miguel Ángel ocupa unos 460



El Juicio Final fue pintado por Miguel Ángel entre 1536 y 1541, tras el Saqueo de Roma de 1527 por las fuerzas mercenarias del Sacro Imperio Romano Germánico, que terminaron con el Renacimiento romano, poco antes del Concilio de Trento.

El trabajo fue hecho en una gran escala, y ocupa toda la pared este, situada tras el altar de la capilla. El Juicio Final es una representación de la segunda venida de Cristo y el Apocalipsis.

 Las almas de la humanidad se elevan o descienden, juzgadas por Cristo. La pared en la que El Juicio Final está pintado se inclina ligeramente sobre el espectador en su parte alta, y está pensado así para que el fresco infunda temor y respeto al poder de Dios.

A diferencia de los otros frescos de la capilla, las figuras son muy musculosas y parecen algo torturadas, incluso la Virgen María, en el centro junto a Cristo, parece estar encogida.



 El Juicio Final fue objeto de disputa entre el cardenal Gian Pietro Carafa y Miguel Ángel. Como representó figuras desnudas, el artista fue acusado de inmoralidad y obscenidad. Carafa y Monseñor Sernini (embajador de Mantua) organizaron una campaña de censura (conocida como la "campaña de la hoja de parra") para borrar los frescos.

Cuando el maestro de ceremonias del papa, Biagio da Cesena, dijo que era vergonzoso que en un lugar tan santo se hubieran representado todas esas figuras desnudas, y que era una decoración propia de un baño público o de una taberna, pero no de una capilla papal,

​ Miguel Ángel le representó en el fresco como Minos, el juez del infierno. Se dice que cuando Cesena se quejó al Papa, el pontífice respondió que su jurisdicción no incluía el infierno, por lo que el retrato se mantendría.

 Los genitales del fresco fueron cubiertos más tarde por el artista Daniele da Volterra,

​ al que este trabajo le hizo ganarse el apodo de "Il Braghettone" ("El Pintacalzones").


 

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