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jueves, 30 de julio de 2015

LAS PEREGRINACONES Y LOS PEREGRINOS

El hombrre siempre necesitó referencias religiosas que tranquilizasen su incertidumbre


La peregrinación es un tiempo en el que se vive apartado de la vida diaria y en el que uno se dirige a un lugar santo.

Santiago, junto a Roma y Jerusalén, es el tercer gran destino de peregrinación cristiana en el mundo.
 Los peregrinos tienen a lo largo del Camino de Santiago



 oportunidad para la reflexión personal, para la oración y para el disfrute de la amistad y el compañerismo con otros peregrinos de diferentes países y tradiciones.

 La peregrinación es una oportunidad de renovación espiritual y de crecimiento en la Fe personal.

 En el Año Santo 2010 el 95% de los peregrinos afirmaron que su motivación para hacer el Camino había sido de tipo espiritual y/o religiosa.

 En la inseguridad de la Edad Media fue más necesaria, por eso la devoción  a los santos y sus reliquias.


 La noticia en el año 821, del hallazgo de las presuntas reliquias del Apóstol  pronto se extendió por toda Europa.

El único Apóstol, un amigo de Jesús, enterrado en Occidente y las oleadas de peregrinos no se hicieron esperar.


Este acontecimiento ocurre cuando Europa ve peligrar su identidad y su cultura, ambas basadas en una fe común, por el avance del Islam, que llega a invadir España y parte de Francia, y el Adopcionismo, doctrina patrocinada por Elipando, Arzobispo de Toledo que buscaba rebajar la fe cristiana para hacerla compatible con los nuevos invasores

 La noticia, dada a todos por el Obispo de Iria, Teodomiro, y por el rey Alfonso II el Casto, desata un movimiento en toda Europa, que busca manifestar la solidaridad con la herencia del Apóstol Santiago.


El obispo Xelmirez fue el mayor impulsor de las peregrinaciones y el rey Alfonso II el primer peregrino.


Toda la cristiandad deseaba visitar la tumba del Apóstol, especialmente tras las invasiones turcas que interrumpieron la peregrinación a Jerusalén justo cuando en Santiago,era el año 1078, se había comenzado a construir la catedral románica.

En el año 1095, Urbano II, traslada la sede episcopal desde Iria Flavia a Compostela.

Santiago de Compostela, en consecuecia, se covirtió en el lugar sagrado de peregrinación cristiana.

 Se iniciaba así la era dorada de la peregrinación a Compostela y se consolidaba la ruta más promovida y mejor dotada por reyes y autoridades eclesiásticas: el Camino de Santiago.
Y Santiago de Compostela se convierte en un santuario del mundo cristiano muy visitado superando a Roma y a Jerusalén.



 La peregrinación a Santiago se transformó así, desde muy temprano, en el acontecer religioso y cultural más destacable y más profundamente vivido de la Edad Media, hecho reconocido  por el Parlamento Europeo, que designó al Camino Primer Itinerario Cultural europeo, y por la UNESCO, que lo declaró Patrimonio de la Humanidad.

Gotescalco (o Gotescalc), Obispo de Le Puy-en Velay

 Es el primer peregrino ilustre del que hay constancia, en el año 950. En una época en que el ser obispo era más que un servicio eclesiástico un título nobiliario con todo lo que conllevaba, Gotescalco hizo el camino con su corte y sus caballeros. De ello ha quedado constancia por un curioso hecho.
 En la riojana localidad de Albelda, muy cercana a Logroño, se encontraba el Monasterio de San Martín,


con una excelente biblioteca y cuyo scriptorium tenía un reconocidísimo prestigio, como ocurría con otros monasterios riojanos, sirva como ejemplo el de Suso de San Millán de la Cogolla.

 La merecida fama de los monjes copistas y miniadores de este cenobio hizo que el obispo de Le Puy se desviara de su ruta a Santiago para encargar una copia de un códice guardado en la biblioteca albeldense: el libro de San Ildefonso de Toledo "Sobre la Virginidad de María".
De regreso a su tierra un año más tarde volvió al monasterio para recoger el manuscrito, que fue copiado por el célebre amanuense Gomesano, quien en el prólogo de la copia da constancia de este hecho.
 Este códice que fue mandado recopilar por Napoleón se encuentra hoy en la Biblioteca Nacional de Francia, en París.

Mapa
 Si bien los primeros peregrinos del siglo X recorrieron el que hoy se conoce como Camino del Norte, a través de la cornisa cantábrica.

Y recibirá su impulso definitivo durante la primera mitad del siglo XI


La orden de Cluny pronto se hace eco del prestigio de Compostela y durante el siglo XI promueve las peregrinaciones a Santiago y llenan los caminos de monasterios, hospederias y hospitales.


Monasterio y hospital de San Antón



Hospital de Santa Cristina Somport
A cambio, los reyes cristianos hacen generosas donaciones a sus monasterios.


Moasterio San Juan Ortega

 A lo largo del siglo XI la afluencia de peregrinos se intensifica y comienza la labor organizadora de los reyes para facilitar el tránsito. Se comienzan a construir puentes y hospitales en los enclaves necesarios.

 Comienza a establecerse una ruta principal con sus respectivas estaciones (Camino Francés).



 En el año 1073 se inicia la construcción del tercer templo consecutivo sobre la tumba del apóstol, bajo mandato del obispo Peláez. Será la gran catedral románica que conocemos: un magnífico templo del "románico de peregrinación".






 El definitivo espaldarazo que hace del Camino de Santiago la gran ruta de peregrinación de los siglo XII y XIII es la concesión desde Roma de los Años Santos Compostelanos, con la posibilidad de que los peregrinos obtengan la indulgencia plenaria.

 La Bula Regis Aeterni concedida por el Papa Alejandro III en 1179, no hace sino confirmar privilegio concedido a Compostela por el papa Calixto II en el año 1120 por lo que serán Años Santos o Años Jubilares todos aquéllos en los que el día 25 de Julio (día de Santiago) coincida en domingo.

 la expansión de la Reconquista permitió pronto a los reyes Sancho el Mayor de Navarra y Alfonso VI de León trazar un itinerario a través del territorio recién liberado, que encadenaba las capitales de los reinos navarro, castellano y leonés hasta desembocar en Santiago.





 En 1139 Aymeric Picaud lleva a Santiago su "Guía del Peregrino" denominado Codex Calixtinus atribuido por los monjes de Cluny al Papa Calixto II, de ahí su nombre.

 En él se describe el Camino de Santiago y se dan multitud de consejos para recorrerlo, a la vez que describe -de forma muy partidista, eso sí- sus lugares y gentes.

Su quinto libro puede considerarse la primera guía de viaje europea, pues indica las rutas que seguían ya en el siglo XII los peregrinos por Francia para llegar a la Ciudad del Apóstol, y describe los recursos y las impresiones que aguardaban en cada región a los aventurados viajeros.


 Estamos por tanto, ante la época de esplendor del Camino a Santiago. Miles de peregrinos de toda Europa, dirigen sus pasos hacia el fin del mundo conocido acompañados por su bastón y su calabaza-cantimplora. La vieira o venera conseguida en Compostela acreditará, al regreso, el éxito de la aventura.

 Declive del Camino


A partir de la peste negra que asola Europa en el siglo XIV las peregrinaciones se ven seriamente disminuidas.




 Doscientos años después, la aparición del Protestantismo es otro golpe al Camino de Santiago pues el mismo Lutero disuade a sus seguidores de viajar hasta su tumba con palabras como: «... o sea, que no se sabe si allí yace Santiago o bien un perro o un caballo muerto...» «... por eso, déjale yacer y no vaya allí...»

 El arzobispo de Santiago en el periodo 1587-1602, Don Juan de Sanclemente y Torquemada, ante la amenaza del corsario Francis Drake que había manifestado su intención de destruir la catedral y el relicario del apóstol, ocultó sus restos llevándose el secreto a la tumba.

 Éste y otros motivos consiguen que, durante los siguientes dos siglos, las peregrinaciones a Compostela entran en una atonía tal que según cuentan las crónicas, el 25 de julio de 1867 tan solo habían acudido a Compostela unas pocas decenas de peregrinos

El Camino vuelve a ser importante


 El arzobispo Payá Rico descubre los restos del apóstol en 1879 y se apresta a la aprobación de la autenticidad de las reliquias, que consigue de las autoridades eclesiásticas y científicas españolas de la época y que ratifica el propio Papa León XIII en su Bula Deus Omnipotens. Sin duda es el último cuarto del siglo XX cuando verdaderamente se produce el resurgir de las peregrinaciones a Santiago.


 No cabe duda que parte del éxito de los últimos años se debe a razones de promoción turística de la que ha intensamente sido objeto.



 Pero también es incuestionable que la ruta jacobea se ha ganado su prestigio actual gracias a su valor eminentemente espiritual, justamente en una sociedad progresivamente enferma de materialismo.






 En 1993 el Camino de Santiago fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

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