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sábado, 26 de diciembre de 2015

EL NACIMIENTO DE JESÚS


Nacimiento de Cristo. Pedro Berruguete. Santa María. Becerril de Campos. Palencia


Tal vez el mismo dueño de la posada le dijo que había en los alrededores muchas grutas abandonadas que se usaban para guardar el ganado y que en una de ellas podría refugiarse. No es siquiera imposible que el propio posadero soliera guardar en ella su ganado


-----Luis Tristán. Sagrada Familia. Nacimiento. Convento de San Pascual. Madrid

 Lo cierto es que a ella fueron a parar José y María. Fue una gruta natural como tantas que hay hoy en los alrededores de Belén. Un simple peñasco saliendo de las montañas como la proa de un barco y bajo el cual unas manos de pastores seguramente han oradado una cueva para guarecerse de la lluvia o del sol.


 -------Luis de Morales "El Divino". Natividad (¿?)


 Aquí llegaron. El rostro de María cubierto de polvo blancuzco del camino, reflejaba cansancio. José como avergonzado y pidiendo perdón de algo que no era culpa suya, pregunto a María con la mirada. Ella sonrió y dijo : Sí Y estando allí, se cumplieron los días de su parto (Lc 2,5).



Anónimo
 La frase del evangelista hace pensar que ocurrió varios días despajes de llegar a Belén y no la misma noche de la llegada, como suele imaginarse. José tuvo, pues, tiempo de adecentar un poco la cueva, de clavar algunas maderas que protegieran del frió algún rincón, de limpiar la paja del pesebre, de comprar quizá algunas cosillas.



 -----------Nacimiento de Cristo  Federico Barocci


 En el silencio de la noche Nada de este movimiento rodeo el nacimiento de Jesús. El evangelista, parco en datos, señala claramente la soledad de la madre en aquella hora. Fue así seguramente de noche ( el evangelista dice que los pastores estaban velando) y muy probablemente una noche de diciembre ) así lo avala una antiquísima tradición, que precisa casi desde el siglo primero, la fecha del día 25). Haría ese fresco nocturno de los países cálidos, que no llega a ser un verdadero frió, pero que exige hogueras a quienes han de pasar la noche a ala intemperie.





Jose se encontraba fuera
 Al fin, oyó la voz de su esposa, llamándole. Se precipito hacia la cueva, con la jarra de agua caliente en la mano. Esperaba encontrarse a Maria tumbada en la paja, pero estaba sentada junto al pesebre, limpiándose tal vez el cabello. Sonreía y le hacia señas de que se aproximase.


3. Natividad

---------Petrus Christus: “Natividad”. Siglo XV.

 La cueva estaba casi a oscuras. Iluminada sólo por débiles candiles que no eran capaces de romper tanta sombra (53 lámparas iluminaban hoy esa cueva en Belén, y sigue siendo oscura). Por eso tomó uno de los candiles y lo acercó al pesebre que María le señalaba. Vio una tierna carita rosada, blanda y húmeda aún, apretados los ojos y los puñitos, con bultos rojos en los hinchados pómulos.

jesus

Al tomarlo en sus manos temió que pudiera deshacérsele, ¡ tan blando era! y, mientras lo colocaba en sus rodillas, en gesto de reconocimiento paternal, sintió que las lágrimas subían a sus ojos. Este es, pensó el que me anunció el ángel. Y su cabeza no podía creerlo.



---------Lorenzo Lotto, Natividad, 1523, National Gallery of Art, Washington.

 Un bebé, sólo un bebé

 Allí estaba María y José le miraban y no entendían nada. ¿Era aquello aquel muñeco de carne blanda lo que había anunciado el ángel y el que durante siglos había esperado su pueblo? ¿Aquel bebé era enviado para salvar el mundo? Dios era todo poderoso, el niño todo desvalido. El Hijo esperado era la Palabra; aquel bebé no sabia hablar.



El Mesías seria el camino, pero éste no sabía andar. Sería la verdad omnisciente, mas esta criatura no sabía ni siquiera encontrar el seno de su madre para mamar. Iba a ser la vida; aunque se moriría si ella no lo alimentase. Era el creador del sol, pero tiritaba de frió y precisaba del aliento de un buey y una mula. Había cubierto de hierbas los campos, pero estaba desnudo.




Natividad, El Greco

 No, no lo entendían. ¿cómo podían entenderlo? María le miraba y remiraba los ojos. Pero tras la piel sólo había una carne más débil que la piel. Su cabeza de muchacha se llenaba de preguntas para las que no encontraba respuestas: si Dios quería descender al mundo, ¿por qué la habían elegido a ella, la más débil, la menos importante de las mujeres del país?

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 De libro de José Luis Martín Virgil "Vida y Misterio de Jesús de Nazaret"

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