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viernes, 3 de noviembre de 2017

ARQUITECTURA DE LOS MONASTERIOS CISTERCIENSES

 https://www.monestirs.cat/monst/annex/fran/borg/cciteaux.htm


 LA ARQUITECTURA DE LOS MONASTERIOS CISTERCIENSES

 Los primeros monasterios cistercienses fundados fueron de lo más sencillo. Muchos de ellos estaban construidos únicamente en madera.

 Con el progresivo avance de la orden, la piedra fue sustituyendo a la madera y empezaron a construirse los primeros cenobios con este material, en el estilo arquitectónico imperante en aquél momento: el románico.

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 Es por ello que en varios de los Monasterios del Cister visitados encontramos una parte del mismo construido en estilo románico.

Sin embargo, es el gótico el estilo imperante en la mayor parte de ellos, tal como veremos en los cenobios seleccionados.

 Se trata, en todo caso, de un arte desprovisto de todo tipo de adornos superfluos, lo que se corresponde con la observancia estricta de la regla de San Benito que promulgaba la rigurosidad y la pobreza.

Una sencillez, eso sí, no exenta de belleza.
Iglesia

Regla de san Benito:...dice el Profeta: siete veces al día te alabé... dijo el mismo Profeta : a media noche me levantaba para darte gracias... ... ofrezcamos pues... alabanzas a nuestro Creador... en estos tiempos... en Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas, y levantémonos por la noche para darle gracias.


 La iglesia era para el uso exclusivo de las comunidades de monjes y conversos. Por ello no hay una fachada principal por donde entran los creyentes a la iglesia.

 Los monjes accedían por dos puertas laterales de la parte delantera, por el día a través del claustro y por la noche desde el dormitorio por la escalera de maitines.

Los conversos entraban por un lateral de la parte trasera a través de un corredor independiente que conectaba con su edificio.




 La comunidad de monjes se colocaba en el coro de monjes en la parte delantera de la nave central, los conversos en el coro de conversos en la parte trasera de la nave central.

 Ambos coros estaban físicamente separados.

 La iglesia es el edificio más importante de la abadía y la casa de Dios.


Arquitectónicamente, las características de estas iglesias son:
- Nave central con bóvedas de cañón apuntadas (en el periodo inicial, románicas) o bóvedas de crucería ligeramente ojivales con nervaduras y ventanas laterales (en el segundo periodo, góticas).



 -Dos naves laterales de menor altura que sirven como contrafuertes de la bóveda de la nave central.  - Una cornisa suele recorrer longitudinalmente la base de la bóveda.
- Pilares cruciformes con pilastras circulares embebidas que se prolongan, una hasta el arco fajón de la bóveda de la nave central, otras dos en los arcos formeros y la cuarta en la nave lateral.


- Las pilastras circulares de la nave central, frecuentemente, se interrumpen antes de llegar al suelo en una ménsula.
-Alzados de la nave central de un solo piso con arcos formeros.
- Coro plano con ventanas en el arco testero (inicialmente), luego aparecerían también los circulares. - Transepto con otros cuatro coros secundarios planos (donde los otros monjes-sacerdotes celebraban su misa diaria).



 Iluminación monocroma, normalmente blanca.
 El plano de casi todos los Monasterios del Cister es similar, con un claustro alrededor del cual se disponían la práctica totalidad de estancias monásticas tales como:

Claustro
Exordio del císter:... el monje no debe vivir fuera del claustro... no obstante, puede ir a las granjas siempre que se le mande, aunque nunca para vivir en ellas largo tiempo...

 El claustro es el centro de la vida monástica y desde el mismo se accede a todas las dependencias de los monjes.

 Se trata de una galería cubierta, que hace el perímetro de un cuadrado de 25 a 35 metros de lado y se abre interiormente a un patio central mediante una arquería corrida.
 Las bóvedas, inicialmente, fueron de cañón apuntado, pero rápidamente se aceptó el modelo gótico, de arcos ojivales y bóvedas de crucería.

 La galería, inicialmente, fueron arcos de medio punto, agrupados de dos en dos bajo arcos de descarga con contrafuertes.

Posteriormente, se empleó el arco gótico y las agrupaciones fueron de dos, tres o cuatro arcos por arco de descarga.

 Los capiteles son muy sencillos, normalmente con un motivo vegetal.
La orden no permitía esculturas, recuérdese la Apología de San Bernardo contra los capiteles historiados de los cluniacenses.


  Sala Capitular

Regla de san Benito:... siempre que en el monasterio haya que tratar asuntos de importancia, convoque el abad a toda la comunidad, y exponga él mismo de qué se ha de tratar...


 Sección del claustro, sala capitular y dormitorio de FontFroide.


 Desde el lado este del claustro se accede a la sala capitular en planta baja y encima de la misma, en la primera planta, está el dormitorio de monjes. Como se aprecia en la primera sección, con el objetivo de no elevar demasiado el dormitorio, se profundiza algo la sala capitular quedando semienterrada y también se le da a esta sala una altura reducida.



 Planta de la sala capitular y claustro de FontFroide.

La sala es cuadrada y su bóveda es de crucería de medio punto, con nervaduras que nacen en cuatro pequeñas columnas centrales y en ménsulas distribuidas por las paredes laterales.

Esta bóveda clásica cisterciense se repite en otras estancias y es una de las características de estos monasterios.
La circunstancia de que sea una bóveda muy baja permite contemplar los detalles de forma próxima, como si se tratara de una cripta.
 El terminar los arcos en una ménsula en el muro es una técnica profusamente empleada por la arquitectura cisterciense.


 De esta forma conseguían dar a la bóveda algo menos de anchura y simplificaban su construcción. En la bibliografía, frecuentemente se cita al revés: de esta forma conseguían agrandar las salas. Estas ménsulas se encuentran en todas las estancias. En cada monasterio hicieron su ménsula distintiva, particularizándola en la terminación inferior mediante un adorno sencillo. En varias fotografías del artículo se pueden apreciar diferentes terminaciones de ménsulas.
 La estancia está bien iluminada, ya que recibe luz desde el claustro a través de la puerta y dos arquerías abiertas, y también del lado contrario con ventanas en la pared.


 En esta sala se reunían todos los monjes con el abad todas las mañanas, leían la regla, cada monje podía reconocer personalmente incumplimientos de la regla o podía ser acusado de ello por otro monje.
 (Ese tal pida perdón y cumpla la penitencia que se le imponga por su culpa... allí obedezcan en todo al Abad del mismo y a su capítulo en la observancia de la santa Regla o de la Orden y en la corrección de las faltas.- Carta de Caridad)


Un Refectorio


Regla de san Benito:... en la mesa de los hermanos no debe faltar la lectura. Pero no debe leer allí el que de buenas a primeras toma el libro, sino... el lector... guárdese sumo silencio, de modo que no se oiga en la mesa ni el susurro ni la voz de nadie, sino sólo la del lector...



 Refectorio de Huerta

En el plan cisterciense, el refectorio (comedor) y la cocina se sitúan en el ala del claustro contraria a la iglesia, la zona destinada a cubrir las necesidades fisiológicas (igual que el lavatorio ó las letrinas). Tiene una disposición perpendicular al claustro.

 Los monjes solo comían dos veces al día y en algunos periodos también ayunaban. No podían comer carne, aunque las aves y el pescado en la Edad Media no se incluían en este grupo.

Por eso tenían palomares y piscifactorías pues era una parte importante de su dieta.
 La regla establece que se coma en silencio escuchando al lector, que leía desde un púlpito textos sagrados, lo cual daba mucha similitud con los oficios de la iglesia.
 De hecho, los cistercienses trataron arquitectónicamente esta sala de forma parecida a una iglesia. En el refectorio de la Abadía de Huerta se comprueban las características de otros comedores cistercienses:
 Nave única bastante alta.
 Bóveda de crucería ojival.
Ménsulas en los muros de comienzo de los arcos.
 La escalera embebida en el muro y el púlpito del lector.
Ventanas en el muro de cabecera.
 Iluminación blanca.


 Lavatorio
Exordio Parvo:... Siguiendo así la rectitud de la Regla en lo referente a su vida... despojados del hombre viejo se alegraban de revestirse del nuevo...


 El agua en la Edad Media tenía una simbología especial: el agua del bautismo representa la purificación y el renacimiento espiritual de la persona nueva y cristiana, el agua del Génesis es el origen del mundo, la fuente de la vida significaba la inmortalidad.

 El abastecimiento de agua de la abadía era doble: para el desagüe de letrinas, usos agrícolas e industriales, se desviaba parcialmente el curso del río de forma que pasase por un extremo del monasterio; para el agua de boca y el uso litúrgico, se canalizaba agua pura de un manantial cercano hasta el lavatorio, mediante instalaciones hidráulicas de cierta complejidad para conservar la presión.

  La fuente se encuentra en un pequeño pórtico cubierto, adosado al claustro, enfrente del refectorio. Según el programa de la Orden debía ser una construcción muy simple y de aspecto agradable. Resulta un pequeño templete donde se aprecia a escala reducida bóveda, arquerías, contrafuertes y fachadas.


 Es una sala cuadrada o hexagonal con dos puertas, los monjes entraban en fila por una de ellas, se lavaban en grupos de 6 u 8 y salían por la otra, para entrar al refectorio.

 También se empleaba para el aseo personal.
Litúrgicamente, se empleaba para las abluciones y los sábados se lavaban los pies unos a otros.

 Sobre la higiene de estos monasterios, se supone que no era excesiva ante la inexistencia de una sala de baño, que en esa época se consideraba un lugar impúdico.

Acritorium

Del resto de dependencias de los monjes, hay que destacar el scriptorium.



 En él, los monjes copiaban los libros sagrados y otros textos latinos. Como había muchas abadías nuevas se precisaban muchos libros y la copia en códices de pergamino era una de las actividades principales de los monjes.
 Se desarrollaron tres estilos en los códices cistercienses.

 El estilo inicial corresponde a la Biblia de Esteban Harding, era un estilo que admitía el humor, colorista y exuberante.

 El estilo intermedio, también en tiempos de Esteban Harding fue más grave e idealizado, corresponde a Los comentarios sobre la Biblia de san Jeronimo.


El tercer estilo, impuesto por Bernardo de Claraval, corresponde a La Gran Biblia de Claraval, era muy austero, no se podía emplear oro, ni representar figuras y la escritura era monocroma con iniciales azules.

El responsable del cuidado de los libros del monasterio era el monje llamado chantre y el lugar donde los guardaban, era el armarium, que estaba en el claustro junto a la entrada de la iglesia.

Otras dependencias

 En el monasterio había otras dependencias: la fragua, el molino, la enfermería, la hospedería, la portería, etc.



 Fuera del monasterio, las granjas de los conversos eran grupos de construcciones para las labores agrícolas e industriales.
Todas estas dependencias se construían con técnicas parecidas. Es habitual encontrar estancias alargadas, con una fila de columnas en el centro y bóvedas de crucería o de cañón apuntadas, similares a las empleadas en la sala capitular.  un locutorio (de los pocos lugares donde a los monjes se les permitía hablar),

un calefactorio (la única zona donde resguardarse durante el frío invierno)



Generalmente, los dormitorios se localizaban en el primer piso.




Loa conversos

 Los conversos habitaban el edificio oeste del claustro, casi simétrico del de los monjes. También era de dos plantas, en la inferior estaba su refectorio y los almacenes, en la superior su dormitorio y sus letrinas.





El Exterior

En la arquitectura exterior también prevalece la sencillez.


 Los cistercienses tenían prohibidas las torres en las iglesias, sólo estaba permitido un linternón para las campanas que apenas sobresalía de la cubierta de la nave.

 La falta de un elemento tan señalado en la arquitectura exterior de una iglesia causa extrañeza.

 Otra de las características de estas construcciones, igual que en los edificios románicos, son los contrafuertes de las bóvedas.
 Estos elementos exteriores verticales se repiten rítmicamente y dividen el edificio en módulos iguales. También, como se ha comentado anteriormente, las fachadas de las iglesias no las destacaban, ya que los monjes y conversos entraban a la iglesia por puertas interiores.


Todos los edificios de la abadía estaban rodeados por un muro, tal como señalaba la descripción de la Jerusalem celestial del Apocalipsis.
Sin embargo, los cistercienses no adoptaron las doce puertas que se mencionan en la ciudad celestial. 

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